Con motivo de que halloween anda cerca, cada viernes hasta el 31 de octubre publicaré una historia de miedo y un libro de terror o thriller para descargar.
¡Que disfruteís la historia! - Os lo aviso, realmente espeluznante -
Era un pueblo bastante alejado, muy alejado. Estaba ubicado al linde de un bosque, un gran y ya no tan hermoso bosque. Este bosque era temido, pues desde hacía algunos años se habían venido escuchando sonidos extraños, muy, muy extraños. La gente estaba de acuerdo en que estos sonidos no eran de este mundo, decían que podrían ser fantasmas, brujas, duendes, hasta llegaron a hablar de seres de otros planetas. Los habitantes no se atrevían a hablar mucho del tema por temor a que los fantasmas o brujas, o lo que fuera, los estuvieran escuchando sin darse cuenta. La gente estaba empezando a irse de aquel pueblo, por miedo y por la imposibilidad de dormir, pues lo gritos, risas, alaridos, en fin, todos los sonidos que provenían del bosque se escuchaban toda la noche, además los niños se mantenían muertos del miedo, lloraban toda la noche.
La gente del pueblo estaba enojadísima y cada vez estaban más enfurecidos con el alcalde, pues nunca hacía nada; el también estaba muerto de miedo, así que a los propios pueblerinos les tocó tomar riendas en el asunto, después de años de molestias paranormales.
Los pueblerinos hicieron una especie de reunión y de esta salieron siete hombres valientes para entrar de una vez por todas en el bosque y averiguar qué era lo que los había estado atormentando todo ese tiempo, y tal vez, exterminarlo.
Al día siguiente los siete valientes entraron en el bosque dispuestos a acabar con lo que sea que fuera lo que los estaba molestando, y, llenos de miedo.
Estuvieron casi todo el día en el bosque sin nada diferente que arboles y hierba, hasta antes del anochecer, cuando al final de la cola, el más joven, pegó un grito desesperado. Sus amigos le preguntaron que había pasado y el dijo que había visto algo blanco, resplandeciente, mejor dicho un típico fantasma de "manta" hacer zigzag entre los árboles y desaparecer en la nada. Todos los otros se quedaron paralizados, se habían encontrado con algo que no sabían manejar, además de noche. No pasó mucho tiempo para que el fantasma volviera a aparecer y esta vez todos lo habían visto; quedaron paralizados, no podían moverse, ante ellos había algo que jamás habían visto, una figura humana, resplandeciente, su cara estaba deformada y al verlo de cerca se dieron cuenta de que no era nada parecido a la descripción de su amigo, pero no se iban a quedárselo mirando detenidamente, así que salieron corriendo. Uno se había golpeado contra el tronco de un árbol y se había caído, pero no podían perder tiempo, lo dejaron ahí.
La gente del pueblo estaba enojadísima y cada vez estaban más enfurecidos con el alcalde, pues nunca hacía nada; el también estaba muerto de miedo, así que a los propios pueblerinos les tocó tomar riendas en el asunto, después de años de molestias paranormales.
Los pueblerinos hicieron una especie de reunión y de esta salieron siete hombres valientes para entrar de una vez por todas en el bosque y averiguar qué era lo que los había estado atormentando todo ese tiempo, y tal vez, exterminarlo.
Al día siguiente los siete valientes entraron en el bosque dispuestos a acabar con lo que sea que fuera lo que los estaba molestando, y, llenos de miedo.
Estuvieron casi todo el día en el bosque sin nada diferente que arboles y hierba, hasta antes del anochecer, cuando al final de la cola, el más joven, pegó un grito desesperado. Sus amigos le preguntaron que había pasado y el dijo que había visto algo blanco, resplandeciente, mejor dicho un típico fantasma de "manta" hacer zigzag entre los árboles y desaparecer en la nada. Todos los otros se quedaron paralizados, se habían encontrado con algo que no sabían manejar, además de noche. No pasó mucho tiempo para que el fantasma volviera a aparecer y esta vez todos lo habían visto; quedaron paralizados, no podían moverse, ante ellos había algo que jamás habían visto, una figura humana, resplandeciente, su cara estaba deformada y al verlo de cerca se dieron cuenta de que no era nada parecido a la descripción de su amigo, pero no se iban a quedárselo mirando detenidamente, así que salieron corriendo. Uno se había golpeado contra el tronco de un árbol y se había caído, pero no podían perder tiempo, lo dejaron ahí.
Siguieron corriendo por un buen tiempo hasta que llegaron a un claro, era un claro extraño, había una especie de laguna, estaba iluminado por el pálido azul de la luna y además de ello, habían tres tumbas, blancas y silenciosas. Los exploradores se quedaron quietos ante esto, no querían avanzar y tampoco lo hicieron cuando el mismo fantasma que habían visto hacía un rato apareció detrás de ellos. Se dirigía hacia ellos, pero los hombres no se movían, estaban presas del pánico. Cada vez estaba más cerca, más y mas, pero cuando al fin llegó hacia ellos, siguió derecho. Los hombres se quedaron mirando. De cada tumba salió un fantasma. Un niño y una mujer, que abrazaron al fantasma ausente, y al hacerlo todos desaparecieron, con un aullido agudo.
De ese día en adelante, todas las gentes del pueblo se marcharon despavoridas, pues el aullido de la muerte había llegado a todos los oídos de los que allí habitaban.
Y ahora... ¡EL LIBRO!
Título: El sótano
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